miércoles, 3 de octubre de 2007

Libros: J. D. Salinger - El Guardián Entre el Centeno (The Catcher In The Rye)




Este libro es bueno, muy bueno, y hace tiempo que no me sentía tan identificado con el personaje de una novela. The Catcher In The Rye (la explicación del título se la dejo para los lectores de la misma) es una historia que narra en primera persona las desventuras Holden Caulfield, un ¿rebelde? adolescente expulsado de su colegio a quien no se le ocurre mejor idea que vagar por las calles de Nueva York en lugar de recibir la merecida puteada de sus padres. A través de los pensamientos de Holden –cuya mayor preocupación además de querer echar un polvo y emborracharse es saber a dónde van los patos del Central Park en invierno-, sus acciones y las reacciones que dichas causan en los demás, vemos una extraña dicotomía: siendo un joven inmaduro (y un poco demente) para los demás; nuestra permanente aproximación a su forma de razonar nos hace ver que, en cierto modo, su visión del mundo plagada de estereotipos y críticas contundentes es más coherente y justa que la del mundo de falsedades que lo rodea:

“Y entonces la vi. ¡Jo! Qué chica tan impresentable. Seguro había pasado tres horas arreglándose frente al espejo para impresionar a todos los joputas de sus amigos. ¡Jo! Menuda puta. Me sentí tan asqueado que tuve que ir a la barra a pedir un whisky. El barman me preguntó qué edad tenía y no quiso dármelo. ¡Peaso hijoputa! ¡Mecagoentó’!”.

La traducción gallega al estilo Mundos-de-Yupi-pero-para-niños-ya-creciditos (Hay 300 “¡Jo! ¡Joputas!” por página) es una bendición, pues imagino que una traducción rioplatense aggiornada a nuestros tiempos no hubiera sido más apta para menores que la letra de una canción de los Pibes Chorros.

De hecho, y a pesar de su fecha de publicación –finales de los 40s- y de ser un must-read en las clases de lengua inglesa de los Estados Unidos, El Guardián Entre el Centeno sigue siendo un libro que despierta polémica en nuestra amada y puritana Norteamérica. Según Wikipedia, porque trata temas tan “conflictivos” como que un adolescente de 17 años quiera tener sexo o emborrachase. ¡Algo totalmente inexplicable a esa edad!

Decía que me sentía identificado…Yo también soy en extremo inmaduro (y eso que tengo 22 años) y miro con cierto rencor a los códigos sociales y su hipocresía. La única diferencia es que si yo terminara vagando por mi ciudad, Montevideo, probablemente moriría del embole a las dos horas o bien sería asaltado por uno de mis menos agraciados conciudadanos. Tampoco hay patos en los lagos o fuentes de aquí; ni siquiera hay agua, supongo que en una muy razonable medida de la IMM para erradicar al dengue que nunca llegó a estas tierras. Eso, o porque desde el gobierno de Tabaré está totalmente fundida.

Lo más destacado –y bello y dulce del libro poniéndonos un poco sensibles amariconaos- es la relación de Holden con su hermana menor Phoebe (el único personaje femenino al que no insulta ni quiere tirarse en la obra) que representa la inocencia y sinceridad infantil que el protagonista tanto admira y echa de menos. La escena final del penúltimo capítulo da como para emocionarse, y guarda un mensaje más bello y contundente que millones de novelas más populares en estas tierras. Y de todos modos es una lástima que no se haya subido al tiovivo.

Finalizando, un abrazo a mi amigo Rodrigo –que me miró raro en su momento por no conocer la existencia de esta novela- y mi agradecimiento por habérmela recomendando.

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